Ante el recrudecimiento de la crisis de refugiados y la aparición de nuevas situaciones de desplazamiento, se requieren medidas urgentes para abordar los crecientes retos a los que se enfrentan millones de personas refugiadas y desplazadas en todo el mundo.
“Estamos siendo testigos de un preocupante aumento del número de refugiados que necesitan reasentamiento en 2024. El reasentamiento sigue siendo un salvavidas fundamental para las personas en situación de mayor riesgo y con necesidades específicas”, declaró Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. “Insto a todos los estados que dispongan de los medios necesarios que den un paso al frente y ofrezcan compromisos de reasentamiento sostenibles y plurianuales para ofrecer seguridad y protección a quienes lo necesiten y para compartir la responsabilidad de la comunidad internacional en relación con los refugiados”.
La región de Asia encabeza la lista de necesidades estimadas para 2024, con casi 730.000 personas refugiadas que necesitarán apoyo para su reasentamiento, lo que representa el 30 por ciento de las necesidades mundiales.
Con la crisis siria extendiéndose a su treceavo año y manteniéndose como la mayor situación de refugiados, los refugiados sirios siguen enfrentándose a las mayores necesidades de reasentamiento por octavo año consecutivo, con alrededor de 754.000 personas en todo el mundo que necesitan asistencia urgente a través del reasentamiento.
Se estima que las personas refugiadas procedentes de Afganistán son las segundas con mayores necesidades de reasentamiento, seguidas de las provenientes de Sudán del Sur, Myanmar y la República Democrática del Congo.
En 2022, de las aproximadamente 116.000 solicitudes presentadas, solo 58.457 personas refugiadas pudieron optar por el reasentamiento. ACNUR sigue defendiendo la importancia de asignar más lugares para casos médicos y de emergencia, y garantizar la tramitación y la salida a tiempo.
El reasentamiento proporciona un salvavidas de esperanza y protección a quienes se enfrentan a riesgos extremos al ofrecer una solución duradera y, al mismo tiempo, desempeña un papel fundamental a la hora de aliviar la presión sobre los países de acogida y reforzar el marco de protección más amplio.
