Desde la mañana del 18 de octubre se ha trasladado a más de 1.600 personas refugiadas sirias desde las áreas fronterizas hasta el campamento de refugiados de Bardarash, localizado a unos 150 kilómetros al este de la frontera entre Siria e Irak, que se ha acondicionado para recibir a los refugiados que llegan huyendo de los enfrentamientos en el norte de Siria.
Los refugiados recién llegados comunicaron al personal de ACNUR que escaparon en medio de los combates y bombardeos, por lo que tardaron días en poder llegar a la frontera. La mayoría de ellos son mujeres, niños y niñas y personas mayores que, por lo general, parecen estar en buenas condiciones físicas, aunque algunos precisaron apoyo psicosocial.
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En apoyo a la respuesta dirigida por las autoridades locales, los equipos de la Agencia de la ONU para los Refugiados y de otros socios, además de organizaciones de ayuda humanitaria, han trabajado contra reloj para trasladar a las personas refugiadas al campo de Bardarash y atender sus necesidades inmediatas. Se están instalando tiendas familiares para ofrecer alojamiento, así como sistemas de agua potable y de saneamiento junto con otras instalaciones básicas. A su llegada, las personas reciben platos de comida caliente, agua potable, materiales básicos de ayuda humanitaria como colchones, mantas, materiales de cocina, bidones y otros artículos. Se dispone de una unidad médica móvil y equipos médicos con ambulancias para prestar la asistencia sanitaria que se requiera. También se está trabajando para ofrecer los servicios necesarios, incluyendo apoyo psicosocial y servicios de protección. El registro de las personas refugiadas se realiza a partir de un escáner biométrico del iris, y se evalúan las necesidades específicas de cada una de ellas para determinar el tipo de ayuda que necesitan.
Mientras tanto, en Siria, tras una semana de violencia en el noreste del país, ACNUR y sus socios han brindado asistencia vital a cerca de 60.000 nuevos desplazados, así como a aquellas personas forzadas a huir de un campamento otro. Unas 23.000 personas han recibido artículos de primera necesidad y materiales para el invierno, mientras que otras 35.700 se encuentran en albergues colectivos y alojados con las comunidades de acogida.
La ONU estima que unas 166.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en la última semana.
Estas nuevas familias desplazadas siguen buscando refugio en campamentos, emplazamientos provisionales, refugios comunitarios, con familiares, amigos o conocidos. Muchas de ellas han tenido que desplazarse en múltiples ocasiones de un área a otra.
La violencia ha causado el caos entre la población civil, afectando en mayor medida a las personas más vulnerables. Los equipos de ACNUR identificaron el caso de un joven, un chico de 13 años procedente de Ras al-Ain, que para salvar su vida tuvo que huir en el momento de mayor intensidad del combate y se separó de sus padres. Siguió a la multitud que escapaba y llegó hasta uno de los refugios comunitarios en Hasaka, donde los voluntarios de la Agencia de la ONU para los Refugiados comenzaron una búsqueda sin descanso hasta conseguir localizar y reagruparlo con su familia.
Dada la importancia y las nuevas necesidades humanitarias, ACNUR reitera su llamamiento para la protección de la población e infraestructuras civiles. También es esencial que el personal humanitario tenga acceso sin restricciones a la población recientemente desplazada y poder ofrecer asistencia humanitaria allí donde sea necesaria