Esta semana se cumplen cinco años desde que la violencia extrema se desató en la provincia de Cabo Delgado, al norte de Mozambique, una situación que desplazó por la fuerza a casi un millón de personas.
Trágicamente, el conflicto no ha cedido, de manera que miles de familias siguen siendo desarraigadas de sus hogares por ataques de grupos armados irregulares. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hace un llamado para que cese la violencia; al propio tiempo, insta a la comunidad internacional a brindar apoyo sostenible para mitigar el sufrimiento de las poblaciones desplazadas y las comunidades de acogida al norte de Mozambique.
El desplazamiento y la violencia extrema han tenido un impacto devastador en la población, que ha presenciado el asesinato, la decapitación o la violación de seres queridos, así como la quema de sus casas y otro tipo de infraestructura. Los hombres y los niños han sido forzados a integrarse a los grupos armados. Por otra parte, los medios de vida se han perdido; la educación está estancada; y el acceso a alimentos, atención médica y otras necesidades básicas ha sido obstaculizado. Muchas personas están viviendo un nuevo trauma, luego de haber huido en múltiples ocasiones para salvar su vida.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hace un llamado para que cese la violencia; al propio tiempo, insta a la comunidad internacional a brindar apoyo sostenible para mitigar el sufrimiento de las poblaciones desplazadas y las comunidades de acogida al norte de Mozambique.
Cinco años después, la situación humanitaria en Cabo Delgado se sigue deteriorando, y las cifras de desplazamiento aumentaron un 20% en la primera mitad del año, con un total de 946.508 personas desplazadas. El conflicto llegó a la provincia de Nampula, que en septiembre fue testigo de cuatro ataques armados que afectaron a 47.000 personas y desplazaron a doce mil.
Las personas desplazadas a raíz de los últimos ataques le indicaron a ACNUR que tienen miedo y hambre. Además, no cuentan con medicamentos y viven en condiciones de hacinamiento (de cuatro a cinco familias comparten una casa). Algunas de ellas duermen a la intemperie. La falta de privacidad, conjugada con la exposición al frío durante las noches y la exposición a otras condiciones climáticas durante el día, generan riesgos de salud y de seguridad adicionales, sobre todo para mujeres, niñas y niños.
Las personas desplazadas a raíz de los últimos ataques le indicaron a ACNUR que tienen miedo y hambre
ACNUR ha estado brindando asistencia humanitaria y apoyo en la protección para tratar de satisfacer las necesidades de las poblaciones desplazadas en las provincias de Cabo Delgado, Nampula y Niassa. En particular, se ha proporcionado albergue; se han distribuido artículos para el hogar; se ha brindado asesoría legal, atención médica y apoyo psicosocial a sobrevivientes de violencia de género; y se ha apoyado a las personas desplazadas para que obtengan documentación legal. De igual manera, ACNUR ha estado apoyando a las personas en mayor situación de riesgo, como niñas, niños, personas con discapacidad y personas mayores.
A pesar de que el desplazamiento no ha dado tregua en Cabo Delgado, algunas personas han retornado a sus hogares porque estos se encuentran en zonas que parecen ser seguras. El mes pasado, ACNUR y sus socios llevaron a cabo la primera misión para evaluar la protección en Palma, al noreste del país. En marzo de 2021, gran parte de la población del distrito (70.000 personas) fue desplazada por mortíferos ataques. La mayoría de ellas ha retornado en las últimas semanas.
ACNUR ha estado apoyando a las personas en mayor situación de riesgo, como niñas, niños, personas con discapacidad y personas mayores.
Sin embargo, quienes lo perdieron todo están retornando a zonas donde los servicios y la asistencia humanitaria no siempre están disponibles. Para ACNUR resultan preocupantes los riesgos a los que quedan expuestas estas personas si continúan retornando a sus lugares de origen antes de que la situación se estabilice.
ACNUR apoya el retorno de familias desplazadas en tanto sea voluntario, en condiciones dignas y seguras, con suficiente información, lo que incluye la reanudación de los servicios para garantizar que las familias puedan sostenerse.
De momento, para ACNUR, aún no existen las condiciones para facilitar o promover el retorno a Cabo Delgado, una provincia donde la situación sigue siendo muy volátil. No obstante, es necesario que las partes interesadas – entre ellas, las autoridades y los actores humanitarios – aborden y satisfagan las crecientes necesidades de protección y de servicios de las personas que han optado por volver a casa.
ACNUR está colaborando estrechamente con el gobierno y con otros socios para apoyar a las poblaciones desplazadas y para abogar por su inclusión en los servicios nacionales.
En septiembre de 2022, de los $36,7 millones de dólares (USD) que ACNUR requiere para brindar asistencia y proporcionar servicios de protección en Mozambique, apenas había recibido el sesenta por ciento.
Para obtener más información con respecto a este tema, por favor contacte a:
- En Maputo, Damien Mc Sweeney, mcsweene@unhcr.org, +258 871 864 225
- En Pemba, Jose Fischel Andrade, fischel@unhcr.org, + 258 87 546 3846
- En Pretoria (regional), Hélène Caux, caux@unhcr.org, +27 82 376 5190
- En Ginebra, Boris Cheshirkov, cheshirk@unhcr.org, +41 79 433 7682
- En Nueva York, Kathryn Mahoney, mahoney@unhcr.org, +1 347 574 6552
Fuente: ACNUR.ORG