*Como muchas jóvenes de Siria, Jouly Knouzi tenía proyectos y sueños para su vida. Entre ellos, uno de los principales era terminar sus estudios secundarios y realizar una carrera universitaria. Sin embargo, el conflicto que asola a su país desde 2011 parecía negar la posibilidad de que esos objetivos se volvieran realidad. La violencia, el miedo y la incertidumbre signaban su vida cotidiana y la de su familia. Junto con su padre Bassam, su madre Hanan y sus dos hermanos, Jouly vivía en Homs, una de las mayores ciudades de Siria y una de las más afectadas por la guerra. “Siempre vivíamos en peligro, salíamos sin saber si podíamos volver a casa, cualquier demora de cinco minutos o cualquier llamada de teléfono eran una preocupación”, recuerda Bassam. Por eso, al igual que muchos habitantes de Homs, los Knouzi tuvieron que marcharse en busca de un lugar seguro donde vivir. La decisión implicó, entre otras cosas, que Bassam y Hanan tuvieran que abandonar sus trabajos (él como comerciante, ella como profesora de educación física) y los hijos sus estudios, sin saber cómo ni cuándo podrían retomarlos. Sin embargo, los unía la determinación de no renunciar a su futuro, y Jouly, la hija mayor, sabía que quería cursar una carrera universitaria.
El hermano de Hanan, radicado en Salta desde antes de la guerra, les había contado sobre la posibilidad que brinda Argentina a través del Programa Siria. Cuando los Knouzi se decidieron, su familiar hizo el trámite requerido por el Programa para cumplir la función de “llamante”, en el marco del esquema de patrocinio comunitario por el que las personas que llegan al país reciben apoyo a lo largo del primer año posterior a su arribo.
“Mis amigos siempre me ayudan en todo lo que necesito, se interesan por nosotros”, afirma Jouly.
A su llegada a Salta, en febrero de 2016, los Knouzi inscribieron inmediatamente a sus hijos en la escuela para que prosiguieran sus estudios. Jouly recuerda con una sonrisa sus primeros tiempos en el colegio secundario: “Sabía decir ‘Hola, me llamo Jouly, no hablo español’”. Sin embargo, el esfuerzo de la familia les permitió salir adelante: Hoy Bassam es encargado de sistemas informáticos de una cadena de tiendas de artículos deportivos y sus hijos menores avanzan en la escuela primaria y secundaria.
Jouly, en tanto, cumplió 18 años e inició en 2019 la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Salta, donde se inscribió con el objetivo de continuar con su formación para ser profesional. En Argentina, más de medio centenar de universidades públicas distribuidas a lo largo del país brindan el derecho a cursar estudios superiores gratuitos y de calidad para todas las personas que habitan el territorio, independientemente de su procedencia, nacionalidad y estatus migratorio, lo cual constituye una herramienta clave para generar inclusión social. Gracias a este derecho, Jouly cursa hoy las primeras materias de la carrera y proyecta su futuro como ingeniera. Su rutina diaria y su aplicación como estudiante no le impiden hacer nuevos compañeros y amigos, ya sea en las aulas o fuera de ellas.
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Al igual que al resto de su familia, a Jouly le gusta su país de acogida y la forma de ser de los argentinos: “la gente es muy buena y amable, trata de ayudarnos, de corregirnos si decimos alguna palabra mal. Mis amigos siempre me ayudan en todo lo que necesito, se interesan por nosotros, no se alejan porque no somos de acá”, afirma. Su carrera universitaria es larga, pero está decidida a llevarla adelante con dedicación y alegría.
En el norte argentino, Bassam planifica una vida mejor para toda su familia y dice que lo central es el porvenir de sus hijos: “Lo más importante es que mis hijos sigan estudiando y hagan su futuro en el país, ellos tienen todo por delante”. Jouly asiente y, con una sonrisa, reafirma la esperanza de concretar su sueño universitario y desarrollar su vida laboral en Argentina.
Sobre el Programa Siria
Implementado por el Gobierno argentino con la colaboración de ACNUR y OIM y el aporte financiero de la Unión Europea y el Mecanismo de Apoyo Conjunto para Países de Reasentamiento Emergentes, el Programa Siria ha posibilitado, desde su puesta en marcha en 2014, que alrededor de 450 personas forzadas a desplazarse a causa de la guerra encuentren en Argentina una oportunidad para reiniciar sus vidas. La provincia de Salta, por su parte, ha dado pasos decididos para brindar protección a las personas desplazadas forzosamente, y desde mayo de 2019 se sumó a la iniciativa Ciudades Solidarias que impulsa ACNUR.
*Por: Claudio Daniel Alfaraz- ACNUR
Foto: Carlos Horacio Corimayo.