En vista de que algunos gobiernos han estado considerando enviar a las personas solicitantes de asilo a otros países para tramitar su solicitud, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, exhorta a los Estados a no deslindarse de sus obligaciones de asilo y protección. Del mismo modo, ACNUR advierte que este tipo de prácticas pone en riesgo la seguridad de quienes requieren protección internacional.
“ACNUR se opone firmemente a las iniciativas de externalización por las cuales las personas solicitantes de asilo son enviadas a otros países. La externalización llanamente implica transmitir responsabilidades y evadir obligaciones internacionales. Este tipo de prácticas socava los derechos de las personas que buscan seguridad y protección, al tiempo que las estigmatiza y pone sus vidas en riesgo”, dijo Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección. Y añadió: “Irónicamente, conforme se acerca el 70 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, hay quienes se esfuerzan por minar su esencia y sus principios. La prioridad debería ser encontrar formas más efectivas de garantizar el derecho universal a solicitar asilo, junto con otros derechos que ampara el derecho internacional de los refugiados”.
En general, la externalización implica que las personas solicitantes de asilo sean trasladadas por la fuerza a un tercer país, que suele estar en vías de desarrollo, por lo que pueden no ser adecuados los recursos para salvaguardar los derechos humanos. En consecuencia, “se almacena” a las personas solicitantes de asilo en sitios aislados o en condiciones precarias que atentan contra su integridad física y mental.
«ACNUR se opone firmemente a las iniciativas de externalización por las cuales las personas solicitantes de asilo son enviadas a otros países. La externalización llanamente implica transmitir responsabilidades y evadir obligaciones internacionales», expresó Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección.
“Me consterna la idea de que es mucho más rentable que los países en el sur global den acogida a quienes solicitan asilo. Me parece deleznable. No se le puede poner un precio a la vida humana. Las personas refugiadas no son mercancías que las naciones con más recursos puedan comercializar. Hacerlo las deshumaniza, las explota y las pone en peligro”, advirtió Triggs. “La externalización se aprovecha de las vulnerabilidades tanto de los países en desarrollo como de las personas refugiadas”, agregó.
Mientras algunos países acuerdan transferirse los procedimientos de asilo y las responsabilidades de protección entre ellos, ACNUR observa que, en la práctica, este tipo de acuerdos de externalización obstaculizan el cumplimiento de las obligaciones internacionales.
En términos del derecho internacional, el Estado transferente tiene la obligación de garantizar que el Estado receptor cumpla cabalmente con las obligaciones de protección de quienes solicitan asilo. Algunos mecanismos para ello incluyen garantizar la no devolución, garantizar el acceso a procedimientos de asilo justos y eficientes, ofrecer oportunidades laborales y educativas, brindar atención médica y seguridad social, así como garantizar el derecho al libre tránsito. No garantizar estos derechos implica que el Estado transferente viole el derecho internacional.
ACNUR considera que los acuerdos de externalización contravienen la esencia del Pacto Mundial sobre los Refugiados, en términos del cual 181 países acordaron compartir equitativamente la responsabilidad de proteger a las personas refugiadas.
“Las medidas nacionales y unilaterales que niegan a una persona el derecho a ingresar a otro país para solicitar asilo en sus fronteras, así como aquellas medidas que trasmiten responsabilidades a otras partes, ponen en riesgo el esquema de protección de personas refugiadas que se estableció hace mucho tiempo”, señaló Triggs.
Una avasallante mayoría (85%) de las 26 millones de personas refugiadas en el mundo han sido generosamente acogidas por regiones vecinas y en vías de desarrollo. De hecho, cuando los prolongados conflictos impiden el retorno, su acogida puede durar años. ACNUR hace un llamado para que los países de acogida, que están sobrecargados, reciban apoyo en lugar de más responsabilidades. “Existe evidencia que confirma que los acuerdos de externalización no impiden que la desesperación orille a las personas refugiadas a emprender peligrosas travesías en busca de protección. De hecho, este tipo de acuerdos aumenta los riesgos, empuja a las personas refugiadas a buscar otras alternativas y exacerba la presión sobre los estados en la primera línea”, señaló Triggs.
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ACNUR reconoce los retos que supone el desplazamiento forzado. No obstante, a pesar de contar con los recursos para gestionar las solicitudes de asilo de forma humana, los países desarrollados apenas han dado acogida al 15% de los refugiados en el mundo. Para eliminar la violencia y resolver las crisis que obligan a las personas a huir se requieren acciones coordinadas de la comunidad internacional, así como solidaridad a nivel mundial. Las respuestas unilaterales son inútiles e ineficientes.
El ACNUR está listo para apoyar a los Estados en el cumplimiento de sus obligaciones de asilo, sobre todo en cuanto a garantizar procedimientos de asilo justos y ágiles.
Nota para los medios:
La no devolución es un principio internacional que impide que los gobiernos expulsen o devuelvan a las personas a lugares donde su vida o su libertad corren peligro.
Para obtener más información, favor de contactar a:
En Ginebra, Shabia Mantoo, mantoo@unhcr.org, +41 79 337 7650