En la sesión número 142 del Comité Olímpico Internacional en París, por conducto de su presidente, Thomas Bach, el Comité Olímpico Internacional anunció hoy que Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, será la tercera persona galardonada con el Laurel Olímpico. El premio fue creado por el Comité Olímpico Internacional para honrar a notables personas que, por medio del deporte, han logrado avances en materia educativa, cultural, de desarrollo y de consolidación de la paz. Este viernes, el premio será entregado al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024.
“Filippo Grandi ha impulsado, como nunca antes, el importante papel que desempeñan los deportes en la inclusión, el sentido de pertenencia y el bienestar mental de las personas refugiadas”, indicó Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional. “Tan pronto se anunció, en la Asamblea General de la ONU, la creación del Comité Olímpico de Atletas Refugiados que competiría en los Juegos Olímpicos de Río 2016, nos pusimos en contacto con Filippo Grandi, quien tenía poco de haber asumido el cargo como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, para solicitar su apoyo. Me conmovió el entusiasmo que mostró al aceptar la propuesta, y al ofrecer apoyo de inmediato y sin reparo. Tras la constitución de la Fundación Olímpica para los Refugiados, en 2017, Filippo Grandi accedió a hacer parte del Consejo, en calidad de vicepresidente. El apoyo que él brinda es sumamente valioso para el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados y para la Fundación. El Laurel Olímpico reconoce que, con el poder que tienen los deportes, Filippo Grandi se ha dedicado a apoyar a las personas refugiadas”, explicó Thomas Bach.
Grandi, quien ha trabajado en el sector humanitario – particularmente en materia de refugiados – durante más de 30 años, ha sido galardonado con el Laurel Olímpico porque confía tanto en el poder del deporte para mejorar las condiciones de vida de los millones de personas refugiadas que hay en el mundo como en la labor que realiza el Comité Olímpico Internacional en ese sentido.
“Me llena de orgullo recibir este premio en representación de quienes trabajan en ACNUR; también por los millones de personas en el mundo que han sido forzadas a abandonar su hogar. El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados simboliza la esperanza y es una fuente de inspiración para las personas refugiadas, sin importar donde se encuentren. Estos atletas han mostrado qué se puede lograr si se reconoce e impulsa su talento y si se les da la oportunidad de entrenar y competir junto a los mejores”, comentó Grandi.
“Los deportes son de vital importancia para millones de personas refugiadas, de todas las edades y con habilidades distintas. Los deportes son un punto de convergencia, benefician la salud mental y física, ofrecen modelos positivos para la infancia, y enseñan invaluables lecciones de vida. Celebramos la valiosa alianza de ACNUR con el Comité Olímpico Internacional, que deseo que prospere”, añadió.
El compromiso que tienen el Comité Olímpico Internacional y el Movimiento Olímpico en su conjunto – para apoyar a las personas refugiadas – se basa en la creencia fundamental de que los deportes tienen la capacidad de abonar a la construcción de un mundo mejor. El involucramiento de Filippo Grandi empezó en 2016, cuando la Asamblea General de la ONU lo eligió, por primera vez, para ocupar su cargo actual. Además, a nivel personal apoyó la participación del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y de Tokio 2020.
Diez meses después del anuncio, gracias a la estrecha y fructífera colaboración con Grandi, diez atletas refugiados compitieron junto a sus pares en los Juegos Olímpicos de Río 2016. De ese modo, se envió un mensaje de esperanza e inclusión a millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo; además, la fortaleza de estos atletas inspiró a la comunidad internacional. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el equipo estaba integrado por 29 atletas; hace poco se anunció que se han seleccionado 37 atletas para representar el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados que competirá en París 2024.
Cuando el Comité Olímpico Internacional decidió, en 2017, ampliar el apoyo que brinda a las personas refugiadas por medio del deporte (para ello ha estado financiando la Fundación Olímpica para los Refugiados), Grandi se sumó a los esfuerzos como vicepresidente de la fundación. Al día de hoy continúa aportando comentarios, brindando apoyo y ofreciendo asesoría.
La Fundación Olímpica para los Refugiados ha crecido rápidamente. Con las actividades que ha llevado a cabo, casi 400.000 jóvenes han tenido acceso al deporte, en condiciones seguras, en once países. En Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Colombia, Francia, Jordania, Kenia, República Democrática del Congo, Ruanda, Türkiye y Uganda, ha mejorado la salud mental de las personas jóvenes que se han visto afectadas por el desplazamiento; además, el deporte les ha ofrecido oportunidades y les da una sensación de pertenencia. El apoyo a los atletas refugiados y la garantía de acceso al deporte de cientos de miles de personas ejemplifican el éxito de la labor realizada por la Fundación Olímpica para los Refugiados. Esto, a su vez, se debe a la invaluable contribución y la incansable dedicación de Filippo Grandi desde el inicio de este esfuerzo.
El ganador del Laurel Olímpico de 2024 fue seleccionado por un distinguido jurado integrado por representantes de los cinco continentes: Phumzile Mlambo-Ngcuka, presidenta de la Comisión Asesora de Derechos Humanos del Comité Olímpico Internacional y exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres (África); Rigoberta Menchú Tum, ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1992 (América); Rhoda Roberts, actriz, directora y promotora artística (Oceanía); Muhammad Yunus, ganador del Premio Nobel de 2006 (Asia); Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea (Europa); y Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, quien fungió también como presidente del jurado.
Kip Keino, bicampeón olímpico keniano, miembro honorario del Comité Olímpico Internacional y agente de cambio social, fue la primera persona galardonada con el Laurel Olímpico, que le fue entregado en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río 2016. La segunda persona que lo recibió – en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 – fue Muhammad Yunus, un emprendedor social de Bangladesh y ganador del Premio Nobel de la Paz.
El Laurel Olímpico, que se entrega cada cuatro años en el marco de los Juegos Olímpicos, refleja los ideales y los valores de las antiguas olimpiadas, con un enfoque en el desarrollo humano por medio de la paz y del deporte. Como símbolo de este vínculo, la base del Laurel Olímpico es una réplica de una piedra del sitio – en Olimpia, Grecia – en el que se llevaban a cabo los Juegos Olímpicos hace 2.800 años. La creación del Laurel Olímpico es una de las iniciativas que nació con la recomendación 26 de la Agenda Olímpica de 2020, una hoja de ruta estratégica que guía el rumbo del Movimiento Olímpico para fortalecer el papel de los deportes en la sociedad.